Recientemente ha fallecido Charlie Munger, siempre reconocido por su sabiduría empresarial y buen olfato inversor, que utilizaba un conjunto de modelos mentales para entender mejor las situaciones y tomar buenas decisiones.

Munger partía de la premisa de que necesitamos un pensamiento multidisciplinar, adquiriendo conocimientos y destrezas muy variadas y que, enmarcadas como un entramado, te facilitan analizar las situaciones desde diferentes perspectivas y encontrar las soluciones más óptimas.

Utilizaba estos modelos para no estar expuesto al que denominó en 1995 efecto Lollapalooza, y que afecta a la mayoría de las personas. Munger lo definió como la «confluencia de tendencias psicológicas en favor de un resultado en particular».

El efecto Lollapalooza, que es un modelo mental en sí mismo,  explica el tremendo efecto de la confluencia de multitud de modelos, sesgos y tendencias de las personas que, en un habitual comportamiento gregario, también denominado efecto rebaño, puede producir una determinada conducta. Una multitud actuando al unísono causa un resultado mucho más fuerte y potente que la suma de los efectos individuales.

Munger quería protegerse, entre otros, de nuestra tendencia a sobrerreaccionar de forma exagerada ante incentivos y desincentivos, incluyendo el descubrir los incentivos adecuados y los perversos. Así mismo, nuestra tendencia a minimizar el efecto de lo que nos gusta y resaltar o magnificar lo que nos disgusta.

Por otro lado, se cuidó de nuestra tendencia a clasificar o asociar personas, ideas o cosas según su parecido a ciertos estereotipos, a nuestra tendencia a buscar la reciprocidad, así como el no cuestionarnos nuestras propias creencias u opiniones.

Empresarialmente podemos usar a nuestro favor el efecto Lollapalooza. Un claro ejemplo es Coca-Cola, que busca el refuerzo de diversos efectos unidos, como el de red, marca, disponibilidad, prueba social, etc., que combinados le amplifica su foso competitivo.

En definitiva, debemos ser conscientes de que solemos guiarnos por nuestros propios modelos mentales, donde nuestros sesgos cognitivos actúan sin darnos cuenta. Estos sesgos suelen impedir un juicio racional, salvo que los conozcamos, los reconozcamos y los gestionemos adecuadamente. La racionalidad, el pensamiento crítico y el aprendizaje multidisciplinar serán nuestros mejores aliados.

Artículo publicado el lunes 4 de diciembre de 2023 en Diario SUR por el mismo autor.