Los esfuerzos de los bancos centrales y los gobiernos, con compras de deuda, ayudas, avales y las mayores facilidades crediticias a las empresas, están facilitando las condiciones para que pase inadvertido el creciente número de los denominados zombis empresariales, compañías que no generan los suficientes recursos para mantenerse a flote sin la indulgencia continua de sus acreedores.

Este término se originó en Japón, cuando su economía colapsó en los años noventa, y en vez de reconocer las pérdidas, los bancos siguieron prestando a las empresas zombis, dejando la economía estancada durante decenios.

Las empresas zombis suelen estar muy endeudadas, generan suficientes ingresos para pagar los intereses de su deuda, pero no para reducirla, dificultando su reestructuración y capacidad de inversión, por lo que una reducción de sus ventas como la que observamos, en este momento, las pone en peligro.

Aunque mantener empresas zombis es un antídoto para evitar un mayor colapso económico y lograr una menor pérdida de empleo en el corto plazo, el efecto colateral de empresas y sectores dependientes de la obtención recurrente de financiación abundante y barata reduce a largo plazo la competitividad y productividad de nuestras economías, así como la inversión y el empleo.

La esperanza de vida de una zombi es impredecible. Sobreviven con sucesivas ampliaciones de capital y renovaciones de deuda, mientras que abordan políticas de precios a la baja para mantenerse a flote. Pero el efecto de la crisis del coronavirus ha deteriorado aún más a las compañías que ya mantenían calificaciones crediticias bajas, con un panorama incierto para accionistas, acreedores, clientes y empleados.

La reciente noticia de concurso de acreedores y suspensión de negociación de las acciones de INTU, el mayor propietario de centros comerciales en Reino Unido y con grandes proyectos en España y Málaga, por la incapacidad de renegociar su inmensa deuda y la pérdida de ingresos estos meses, nos recuerda la necesidad de afrontar la inversión con mayor diversificación y gestión profesional.

Tengan cautela y mejoren sus decisiones. Como decía Schopenhauer, «el destino mezcla las cartas, pero nosotros las jugamos».

Artículo publicado en Diario Sur, el domingo 5 de julio de 2020 (Suplemento Dinero y Empleo)

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