José María ‘el Tempranillo’, el más famoso bandolero de la Andalucía del siglo XIX, solía asaltar a los viajeros ofreciéndoles elegir entre «la bolsa o la vida», un falso dilema, ya que probablemente cualquier opción solía desencadenar el mismo resultado.
Si consideramos que la bolsa representa a la economía financiera y la vida a la economía real, hoy nos encontramos con la dificultad de escoger la opción correcta con respecto a cómo gestionar nuestro patrimonio. Aunque deberíamos estar aprovechando las oportunidades que ofrece el actual ciclo financiero, estamos influenciados por el desconcierto que vivimos en la vida real.
Quizás nos preguntamos por qué la economía financiera y la economía real dibujan escenarios tan dispares. Debe entenderse que la economía financiera, representada por la bolsa, y la economía real se correlacionan en el largo plazo, aunque las bolsas siempre adelantan el movimiento entre 6 y 12 meses, alimentadas por las expectativas sobre el futuro.
Primero llegaron las vacunas contra la crisis financiera, con políticas monetarias que han inundado el mundo con liquidez, compras de activos y nulos tipos de interés, y ahora van llegando las vacunas médicas para permitir recuperar nuestras vidas y normalizar la actividad económica.
En este sentido, debemos entender que la divergencia actual entre la bolsa y la vida muestra a una mayoría de inversores apostando a que la crisis económica sea superada más pronto que tarde, tomando posiciones para poder conseguir a futuro magníficos retornos con dividendos y posibles plusvalías, frente a tener el dinero varado en una cuenta corriente o en bonos de gobiernos con rendimientos negativos y una esperada inflación futura.
La bolsa y la vida van juntas, no es un dilema que tengamos que afrontar.
‘El Tempranillo’ decía que «el Rey mandará en España, pero en la sierra mando yo». En las bolsas siguen mandando los gobiernos, bancos centrales y grandes inversores, con todo ya en marcha para canalizar nuevas inversiones y operaciones corporativas en múltiples sectores, algunos de ellos muy penalizados por la pandemia, que permitirá confirmar que lo peor de la crisis se queda atrás.
Artículo publicado en el Diario Sur el domingo 24 de enero de 2021