Cuando la vida te ha sonreído económicamente, tienes la oportunidad y el privilegio de devolver una parte a la sociedad con actos de filantropía que faciliten recursos a organizaciones humanitarias, con el propósito de mejorar las vidas de nuestros semejantes.
La palabra filantropía proviene del griego ‘filos’ (‘amor’) y ‘anthropos’ (‘hombre’), definiéndola la Academia de Platón como un estado de buenos hábitos derivados del «amor a la humanidad», un ideal educativo cuyo objetivo era la excelencia. Más tarde, el emperador romano Juliano, en el siglo IV, intentó restaurar el paganismo copiando parte de la doctrina cristiana, como la caridad, sustituyéndola por la filantropía e instaurándola como una de las virtudes de esa nueva religión.
La filantropía moderna se desarrolla a finales del siglo XVII, especialmente en Escocia e Inglaterra, por los ideales de pensadores más progresistas, alcanzando a las clases altas, que empezaron a organizar su actividad filantrópica hacia los más desfavorecidos desde las asociaciones y clubs de caballeros.
Cuando el famoso inversor Warren Buffett decidió donar la mayor parte de su fortuna a la fundación dirigida por Melinda y Bill Gates, les instó a «darlo todo al batear la pelota». Quería el mayor impacto posible al utilizar dichos recursos, quería que la pelota llegara muy lejos.
Realizar una inteligente planificación familiar y sucesoria, valorando qué vas a dejar a tus seres queridos en el futuro o cómo se quedará tu familia si te sucede algo antes de lo esperable, te puede ayudar a ser consciente que puedes dar parte de lo recibido.
Antonio Romero Sanchiz, un exitoso empresario recientemente fallecido, así lo hizo, y de acuerdo con sus hijos, planificó una importante donación a la Fundación Cudeca, situada en la Costa del Sol, que ofrece cuidados paliativos a través de una distintiva forma de cuidar que convierte el proceso de morir en un proceso de vida.
Acercándose sus últimos momentos, Antonio me pidió difundirlo. No esperaba un reconocimiento, sino movilizar con su gesto a otros que puedan hacerlo amplificando su alcance. Te invito a planificar tu sucesión y, si tus circunstancias lo permiten, batea la pelota como Antonio.
Artículo publicado en Diario Sur, el Lunes 17 enero 2022