Una tormenta perfecta está erosionando los márgenes empresariales y obliga a revisar las estrategias para poder competir en un mundo que va transformándose más rápido de lo que somos capaces de entender.

Vivimos una fuerte recuperación económica que genera un notable incremento de los costes que soportan las empresas, avocadas a gestionar el aumento del precio de suministros por cuellos de botella en su fabricación y la logística, el fuerte incremento de los costes de materias primas y la energía, así como la presión de su fuerza laboral para mantener su poder adquisitivo en un entorno más inflacionista, además de ciertas dificultades en algunos sectores para atraer y retener mano de obra.

Como empresarios, debiéramos fijar objetivos de medio plazo orientados a conseguir una marca aspiracional de productos diferenciales, una estructura financiera más resiliente, reducir los costes que pueda facilitar la digitalización y una más eficiente gestión del capital humano, entre otros.

Sin embargo, para mantener nuestros márgenes y la sostenibilidad de la compañía en el presente, deberemos analizar nuestra capacidad de subir el precio de nuestros productos y servicios. La gran pregunta es si nuestra empresa puede hacerlo sin perder el negocio. ¿Me acompañarán los clientes o buscarán otras alternativas?

Sin duda, todo un dilema que no exime de necesitar mejorar nuestro poder de fijación de precios, ya sea por costes, por la competencia o por el valor que aportamos.

La capacidad de fijar precios es el mejor criterio para evaluar una empresa de calidad, porque facilita mantener clientes, ventas y márgenes, siendo más predecibles sus beneficios y un mayor valor de la empresa a futuro.

Si somos inversores financieros, debemos entender que el crecimiento económico va a seguir siendo robusto y acompañarán los beneficios empresariales, un factor decisivo en el valor de una empresa en el largo plazo. Es un entorno favorable para las bolsas, aunque no exento de volatilidad por la actual incertidumbre.

Preferiremos posicionarnos en estas empresas globales de calidad, con buenos márgenes y capacidad de mantenerlos, con alta rentabilidad sobre el capital invertido, reducida deuda y expectativas de crecimiento.

Artículo publicado por el autor, Rafael Romero, en diario Sur el pasado Lunes 14 de febrero 2022