El término geopolítica suele referirse a la práctica de los estados para controlar y competir por el territorio, abarcando desde el estudio de las fronteras hasta la importancia de los recursos naturales. Cuando consideramos el riesgo geopolítico, valoramos el riesgo de guerras, actos terroristas, tensiones entre estados y otros eventos que puedan afectar el curso normal y pacífico de las relaciones internacionales.
En los últimos años, el seguimiento de la geopolítica está siendo muy relevante para empresarios e inversores. Cuando aumenta el riesgo geopolítico, amplifica la incertidumbre y retrasa decisiones de gasto e inversión. Con relación a los mercados, suele materializarse un incremento de la variabilidad de los precios y renovada aversión al riesgo.
No obstante, diversos análisis demuestran que la economía y los mercados financieros se ven más afectados por las amenazas geopolíticas que por los propios acontecimientos que llegaron a producirse. Las amenazas aumentan la incertidumbre y el riesgo bajista, pero los acontecimientos ponen fin a esa incertidumbre y facilita la toma de decisiones.
Si revisas algunos conflictos relevantes, como la guerra del Golfo, los atentados del 11-S o la guerra de Irak, en todos los casos las bolsas caían mientras los inversores valoraban la situación, pero pasados unos meses, los inversores que soportaron el aumento de la volatilidad con una visión de largo plazo obtuvieron un mejor retorno que los que se posicionaron en una actitud más prudente.
Como inversores conviene ser pacientes mientras se reconfigura el orden mundial. Geopolíticamente, el papel de China en el desarrollo de la actual crisis es relevante, y previsiblemente pondere sus intereses a largo plazo, dada la interdependencia de su economía con Estados Unidos y la Unión Europea. Su economía representa el 18% del PIB mundial por paridad de poder adquisitivo.
China anunció recientemente un objetivo de crecimiento económico del 5,5% y, además de hacer uso de todos los mecanismos fiscales y monetarios disponibles, tiene la gran oportunidad de mostrar su liderazgo geopolítico global y conseguir un desenlace asumible para todas las partes que facilite la estabilidad que todos necesitamos, ellos los primeros.
Artículo publicado por el mismo autor, Rafael Romero, en Diario Sur el 28.3.22