Buscar la simplicidad puede ser una reorientación estratégica a la que acudir en entornos de más escasez de recursos. No es un concepto nuevo. Leonardo da Vinci pensaba que «la simplicidad es la máxima sofisticación» y Platón, que «la belleza en el estilo, la armonía, la gracia y el buen ritmo dependen de la simplicidad».
Steve Jobs, fundador de Apple, siempre reconoció su obsesión por la simplicidad. Su enfoque le condujo a reducir al mínimo los modelos que ofrecía o a utilizar una imagen conceptual simple para simbolizar los beneficios de sus productos, porque los mensajes más sencillos son los que mejor llegan y se recuerdan.
La simplicidad en las empresas, entre otras ventajas, facilita la claridad, la comunicación interna, el enfoque estratégico, ganar en eficacia e innovaciones relevantes (a veces menos es más), la gestión del talento y la fidelidad del cliente.
Steve Jobs también consideraba que lo simple puede ser más difícil que lo complejo.
La simplicidad en los negocios implica eliminar procesos ineficaces, agilizar operaciones y enfocarse en el cliente, poniéndoselo más fácil y cómodo.
Amazon, por ejemplo, avanzó desde la simplicidad para sus clientes. Les ofrece procesos simples de registro, búsqueda y adquisición de productos, pagos y envíos. Es tan simple, sencillo y accesible, que ya no comparas el precio con otras alternativas, simplemente lo usas para todo.
Busca la esencia de la empresa, lo más básico, para hacerlo siempre muy bien. El éxito de Ryanair es una propuesta de valor orientada a las necesidades básicas de sus potenciales clientes: conexiones, precios baratos y puntualidad. Ryanair no genera expectativas distintas y sus clientes lo saben de antemano.
Y, sobre tu vida presente y futura, ¿has reflexionado sobre tu propósito? ¿Cuál va a ser tu legado? Es momento de reflexionar sobre lo que verdaderamente te importa, qué quieres ser, qué quieres hacer con tu tiempo o cómo quieres que te recuerden. Tus decisiones en términos patrimoniales, de ahorro e inversión deberían trabajar para este simple fin.
Confucio, en la antigua China, consideraba que: «La vida es muy simple, pero nosotros insistimos en hacerla complicada».