En 1688, el escritor e inversor sefardí José de la Vega, publicó en Ámsterdam el libro “Confusión de confusiones”, considerado el primer tratado sobre transacciones de acciones en las bolsas. En su época, Ámsterdam era el principal centro financiero de Europa, y el libro refleja cómo operaban inversores y especuladores con materias primas y algunas acciones.

El autor, que describió la actividad bursátil a través de diálogos entre un filósofo, un mercader y un inversor, consideraba el papel de la información como factor determinante en los precios, debiendo ser veraz y analizada detalladamente, aunque reconocía que debemos poner énfasis en el aspecto psicológico, al observar que el estado de ánimo colectivo acentúa las tendencias bursátiles, al alza o a la baja.

Entendía que a menudo no había propósito racional en las decisiones. “La gente se movía en un mundo de oscuridad que nadie entendía del todo, y sin encontrar quien pudiera describir verdaderamente todas sus complejidades”. Ante tal variedad de criterios entre compradores y vendedores, “no puede haber siempre decisión infalible, ni juicio indudable”.

De la Vega recomendaba separar la pasión, informarse de las distintas motivaciones, sopesar argumentos y contrapesar las razones antes de decidir, teniendo en cuenta que “la experiencia enseña que ordinariamente vencen los que compran y pierden los que venden” si se tiene suficiente paciencia y liquidez.

Hoy estamos en una confusión de confusiones. La gran dispersión en las previsiones de crecimiento económico, la posible evolución de los tipos de interés e inflación y el conflicto bélico en Ucrania, aumenta las dudas e incertidumbre.

Llegará una recesión inducida por los bancos centrales, probablemente corta y no muy intensa, pero el crecimiento económico se mantendrá a medio y largo plazo, y los mercados ya han descontado sustancialmente esta desaceleración y las próximas subidas de tipos. La buena situación del mercado laboral, y con empresas y familias sin excesos de deuda y ahorro acumulado, facilitará la suficiente resiliencia en esta fase.

Debemos ser prudentes, pero constructivos. Hay que valorar estos movimientos con un plan para reposicionar las carteras en un entorno que probablemente sea temporal.

Artículo publicado por el mismo autor, Rafael Romero, en diario Sur el lunes 17 octubre 2022