¿Estamos en crisis? El historiador alemán Keinhart Koselleck, que publicó en 1959 “Crítica y crisis” en un ambiente de postguerra, en el inicio de la Guerra Fría, consideraba que crisis “indica inseguridad, desgracia y prueba, y refiere a un futuro incierto, cuyas condiciones no pueden ser lo suficientemente elucidadas”.

En la actualidad, solemos definir una crisis como una situación inestable, de cambios y consecuencias relevantes, con algún grado de incertidumbre. Una crisis suele plantear cierta fractura entre lo que vivimos en el pasado, lo que vivimos hoy y las posibilidades de que en el futuro encontremos cierta continuidad en los patrones precedentes.

Bajo esa visión, estaremos de acuerdo en que vivimos en un permanente progreso tecnológico, demográfico o social, entre otros, que generan situaciones de crisis continuas, tanto económicas, empresariales, políticas, sociales, de valores… con una dimensión temporal menos definida que en el pasado.  

El mundo se transforma cada vez más rápido y debiera infundirnos cierto sentido de premura para no quedar bloqueados en situaciones más inestables. La palabra premura refiriere la necesidad de cierto apremio, de concretar la acción sin perder tiempo. Muy similar es el concepto de sentido de urgencia de John Kotter, que lo define como “un impulso por hacer las cosas bien, en el acto” y es la primera fase de sus 8 pasos para la gestión del cambio en las organizaciones.

El sentido de premura nos alienta a estar listos para movernos, para empezar a cambiar las cosas, acompañando a las pequeñas y grandes crisis que seguirán llegando en un patrón constante de cambio permanente.

Abracemos cierto sentido de premura para entender nuestras motivaciones, revisar nuestro plan de futuro definiendo nuestras metas y objetivos relevantes, revisar los plazos y añadir un fuerte compromiso para mantener el impulso de cambio y la velocidad de respuesta.

Decidir, actuar, deshacer los obstáculos, buscar resultados sostenibles en un entorno de crisis y cambios, y enfocarnos en las prioridades con determinación y sentido de premura permanente, favorecerá aprovechar las crisis con nuevas iniciativas que protegerán mejor nuestro proyecto biográfico personal, familiar o empresarial.

Artículo publicado en Diario Sur el 14-11-22 por el mismo autor, Rafael Romero