La historia muestra una alta correlación en el desarrollo económico de un país y el poder adquisitivo de sus ciudadanos, con el crecimiento de las ciudades. En ellas, se producen dinámicas que van transformando la economía, impulsada por las innovaciones tecnológicas y el intercambio generado por las agrupaciones industriales, así como cambios sociales y culturales, con cierta pérdida de su propia identidad.

A finales de siglo se prevé que el 90% de la población mundial viva en ciudades, según la Universidad de Oxford, y en este mundo globalizado emerge con fuerza un cambio del enfoque económico desde países a ciudades y, entre ellas, una concentración de la población, valor económico, social y cultural de unas pocas ciudades frente a otras, por las economías de escala y el efecto de red.

Hoy muchas ciudades trabajan su propia marca, el conjunto de valores, características y estrategias que permitan crear una identidad diferencial con otras ciudades. Un valor único que facilite materializar los intangibles para atraer proyectos e inversiones, captar talento, amplificar las visitas y, en definitiva, favorecer la creación de riqueza y unas mejores oportunidades para los ciudadanos.

Las ciudades con marca, como Málaga, deben plantearse si son capaces de ser atractivas para sus objetivos, para el tipo de ciudadanos, empresas y visitantes que quieren tener. Para los residentes es un lugar donde vivir, trabajar y tener ocio. Para los inversores es un lugar donde invertir y crear empresas y para los visitantes, un lugar de interés cultural, de descanso, entretenimiento o negocios.

Muchos empresarios o no residentes, no piensan en España para vivir, invertir o visitar. Valoran hacerlo en una ciudad con marca, como Málaga, Madrid o Barcelona. Este fenómeno se acrecienta tras la pandemia, al tener las personas más influencia en la elección de donde vivir y trabajar, propiciando aperturas de negocios donde se pueda atraer talento y capital.

La gestión de la marca ciudad es estratégica, e implica un liderazgo y una cohesión social y empresarial que permita gestionar eficazmente un suficiente capital social e intelectual, cultural, de ocio, medioambiental, financiero y de infraestructuras en la ciudad.

Artículo publicado por el mismo autor, Rafael Romero, en Diario Sur el 20 Febrero 2022